La experiencia del ex jugador de la UE Lleida, en el ámbito de las categorías formativas, hace que recomiende la paciencia por delante de todo. Condena las actuales prisas y obligaciones que sólo hacen que generar ansiedad y frustración en los jóvenes futbolistas. Incluso el no jugar, dice, forma parte de la educación deportiva, y entrenadores y padres deben transmitir que todo cuenta: ya sea formando parte del 1 al 11 como del 11 al 25.
Es necesario dejar a los chicos jugar, disfrutar y completar todo el proceso contribuyendo a extraer el talento particular de cada uno de ellos. Querer ir demasiado rápido va en detrimento del crecimiento que hay que experimentar y hace que se pierda mucho potencial porque hay jugadores que se rinden quedándose a medio camino. Él mismo llegó a la Primera División con veinticuatro años por eso afirma que debe mantenerse la ilusión, ya que quizás no lo consigas a los veinte pero a los veinticinco sí.
Enrique Martín Monreal ha recordado cuándo llegó a Ponent, una decisión que ha calificado de acierto total tanto en el ámbito futbolístico como personal. Fue la primera vez que salía de su pequeño pueblo en Navarra y la capital del Segrià forma parte de su recorrido vital porque supuso el primer golpe de muchas cosas. De entre los compañeros de vestuario con los que coincidió asegura que si uno hablaba bien, el otro mejor: de la afición, del club, de la gente, de los directivos, de la ciudad…
Volver, ha dicho, es siempre un motivo de alegría por eso ha agradecido la invitación que le ha hecho el Lleida Esportiu. El navarro ha glosado su experiencia profesional para empezar el programa de actividades que pretende dinamizar la Base Blava. Ha asistido un centenar de personas que, al terminar, han compartido un refrigerio en las instalaciones del Camp d'Esports.